Tegucigalpa, Honduras (Conexihon).- Honduras enfrenta una de las tasas más altas de pobreza en Centroamérica y el Continente Americano. Generalmente se sitúa en las primeras tres posiciones entre los países con mayores niveles de pobreza y desigualdad en el continente[1]. Es una situación evidente, ni el más optimista podría dejar de verla, esta allí, conviviendo cotidianamente con nosotros. Sin embargo muchos aún no la ven…
Los niños flagelados por la miseria se han convertido en una constante en nuestras calles, las grandes ciudades están llenas de estos «niños de la calle», muchachitos «molestos» que deambulan por los semáforos o en la entrada de las tiendas (sobretodo comiderías), en busca de unos centavos o un trozo de alimento. Se estima que el 80% de los niños en Honduras sufren algún grado de pobreza, de éstos, cerca del 40% viven en condiciones de miseria[2].
Entrando a Tegucigalpa hace unas semanas, luego de varios meses en La Habana, esta realidad me golpeó con más fuerza, sin buscarlos los encontré, hurgando en un contendedor putrefacto, eran niños pobres hondureños, de los decenas de miles que diariamente buscan alimento entre la podredumbre. Estaban allí, bajo el anuncio del Palacio de los Niños en la salida a Danlí.
Palacio_1Nada tenían que ver estos niños curtidos por el sol, marchitos a sus cortos años, sucios, enfermos, con los rubios (casi nórdicos) niños felices que el sistema nos vende en sus anuncios, esos sonrosados niños que solo se podrían encontrar en las altas lomas burguesas, nada tienen que ver con los niños del basurero, pero estaban allí juntos en una imagen indeleble.
Más de mil niños y jóvenes pepenan diariamente en el Basurero de Tegucigalpa, buscando entre las toneladas de basura algún desecho reutilizable que puedan vender como materia prima: metal, cartón, vidrio, ropas para su uso personal o familiar, juguetes y alimentos.

El siguiente caso, retratado por un periódico hondureño es uno de miles:
«Carlitos recorre el basurero municipal todos los días y junto a él otros niños rebuscan entre la basura algo que pueda servirles para venderlo o consumirlo…Su rostro está quemado por el sol y entre sus manos tiene una bolsa de galletas que encontró entre los desperdicios, las come con naturalidad y el mal olor que se impregna en el ambiente no parece importarle»[3].
Estos niños no solo se encuentran sometidos a una de las peores formas de trabajo infantil[4], están siendo envenenados sistemáticamente, de forma que aunque lograsen sobrevivir o fuesen rescatados del lugar, el daño a su salud sería irreversible. La Facultad de Medicina y el Centro de Estudios y Control de Contaminantes (Cescco) del Ministerio de Salud realizaron un estudio sanguíneo a los niños que recogen basura y cuyas edades oscilan entre los siete y los doce años de edad, encontrándose en su sangre plomo, arsénico, mercurio y cadmio, indicaron que su esperanza de vida no sobrepasará los 45 años de edad[5].
En algunos de los análisis, se encontró además el virus de la hepatitis C y múltiples enfermedades en la piel, entre otras.Son niños condenados a muerte, la mayoría de ellos no tendrá que esperar hasta los 45 años de edad para morir.Palacio2
Según un estudio de la ONG italiana Movi Mondo practicado 2006 a 100 niños en el basurero municipal de San Pedro Sula, se reporta una fuerte incidencia de accidentes y enfermedades en los niños, relacionadas con el manejo de los residuos por la falta de protección y las condiciones en que realizan su trabajo.
Del total de niños encuestados que reportaron haber padecido enfermedades o accidentes de trabajo en los últimos seis meses, el 63 por ciento dijo haber sufrido heridas y golpes, 42 por ciento se cayó y recibió golpes, un 21 por ciento padece problemas de la piel, el 11 por ciento conjuntivitis y otros en porcentajes menores indicaron haber sufrido dolores de cuerpo, insolación, dolor de cabeza e infecciones respiratorias[6].
El estudio de esta ONG evidenció que además de estar expuestos a contraer enfermedades respiratorias e infecciones en la piel, son víctimas incluso de abuso sexual por pepenadores mayores. Esta situación no es desconocida por nadie, desde las más altas esferas gubernamentales, hasta la cotidianidad de los barrios de la ciudad, los niños pepenadotes están allí, molestando, revolviendo las bolsas de basura hasta en las colonias mas exclusivas de la ciudad, alertas para no ser atrapados por algún vigilante instruido a reprimirlos por «ensuciar las calles».
Nos reciben al entrar a la ciudad, están en casi todos los basureros, están por todas partes. La fotografía que da título a este ensayo fue tomada en un trayecto de 5 kilómetros desde una zona sub-urbana en el oriente de Tegucigalpa; en el corto camino nos encontramos con dos contenedores de basura en la carretera y en ambos habían niños.
Estos niños también son instrumentalizados, reivindicados con fines proselitistas, anualmente muchos políticos los «recuerdan», la actual Primera Dama del régimen de facto hondureño «compartió» con ellos la primera temporada navideña golpista: «llegó con regalos, piñatas, dulces y les preparó un suculento almuerzo para los más de mil niños y jóvenes que todos los días llegan a trabajar en el basurero»[7], al respecto declaró:
«Un año más venimos a un evento tan importante como es compartir momentos felices con los niños y niñas que trabajan en el basurero municipal» Rosa de Lobo en diciembre 9 de 2009[8]. Este acto publicitario olvida un aspecto fundamental: la miseria no se resuelve con unos cuantos juguetes y un «suculento almuerzo». Quizás siga el camino de otras primeras damas, la más recordada Aguas Ocaña, española sensible que por un breve período logró «recoger» a los niños de las calles y el basurero, llevándolos a refugios y adpotando a una decena. Pero, ¿Por cuánto tiempo? ¿En cuantos días aparecerán muchos otros a ocupar su lugar?
La miseria en Honduras es sistémica, por tanto unas cuantas acciones filantrópicas, por mejor intencionadas que estuviesen, no resuelven la situación estructural de un país embestido por las políticas neoliberales, donde como decía mi madre[9] «la pobreza es congénita», la madre desnutrida y hambrienta la transmite a su hijo desde antes de nacer, limitándolo desde su vientre en el desarrollo pleno de sus capacidades, la vida en este sistema hace el resto…
Este documento inició como un ensayo académico, fundamentado en categorías, indicadores y elementos teóricos que validasen el argumento, sin embargo todo intento de teorizar mediante frías cifras de organismos internacionales me resultó innecesario. Estas líneas se convirtieron en un pie de foto de la imagen palacio de miles de niños pobres de mi ciudad…
(Escrito originalmente en julio de 2011 y publicado por ConexiHon en septiembre de 2013).
[1] De acuerdo a cifras de organismos internacionales tales como el BID, BM, CEPAL o Fondo de Población de las Naciones Unidas.
[2] Cifras provenientes de las mediciones recientes de pobreza en los hogares hondureños.
[3] Diario la Prensa, edición digital, 20 de marzo de 2011. http://m.laprensa.hn/35167/show/e823f6c4c91292a1871c1bf65412dd24&t=def50fb91f533769fb7fa01e467ba243 Consultado en abril de 2011.
[4] De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las peores formas de trabajo infantil están constituidas por la esclavitud, prostitución y el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.
[5] 200 niños del basurero de Tegucigalpa intoxicados con plomo. Agencia Notimex. Tegucigalpa. 14 diciembre de 2006, en http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/7370.
[6] HONDURAS · ‘ No más niños en los basureros’, En http://argijokin.blogcindario.com/2006/03/03140-honduras-no-mas-ninos-en-los-basureros.html.
[7] Rosa de Lobo celebra la navidad con menores del basurero municipal. 10 de diciembre de 2009, en http://www.hondudiario.com/content/rosa-de-lobo-celebra-la-navidad-con-menores-del-basurero-municipal
[8] Ibid.
[9] María del Carmen Sandoval, médica de profesión que dedicó su vida al trabajo con los excluidos, durante 1998 trabajo con la ONG Proyecto HOPE brindando asistencia médica in situ en las comunidades aledañas al basurero municipal de Tegucigalpa, de donde provienen la mayoría de los niños pepenadotes de ese basurero.
